Muy pocos autores consiguen que sus novelas sean catalogadas en un género diferente de los escogidos habitualmente. La prensa y los lectores, cada vez que hablan de un libro firmado por César Pérez Gellida, ya no utilizan el género de novela negra o de policíaca, que quizás es el que mejor encajaría, sino que se refieren al género Gellida. Y la verdad es que tienen razón.
Al leer el libro de “Sarna con gusto”, la primera parte de su nueva trilogía “Refranes, canciones y rastros de sangre”, te das cuenta con las primeras páginas que no se trata de una novela negra o policíaca convencional. La propia narración, e incluso el lenguaje utilizado, te hacen pensar en algo distinto que a su vez te gusta y no puedes dejar de leer.
De esta manera empecé la historia de Ramiro Sancho que tras su reincorporación al cuerpo después de unos meses de baja, se va a encontrar de lleno con un caso complicado. La hija de un importante concejal ha sido secuestrada y todo indica que se va a pedir un rescate. De aquí, se inicia una investigación que encabezará Sancho y que tendrá que lidiar no solo con los que tienen la niña sino con la familia de la misma que por la angustia o por el miedo, no serán los mejores colaboradores para salvar a Margarita.
Y aquí nos podríamos preguntar en qué se diferencia esta novela de todas las demás que tienen como argumento principal el secuestro. Pues a esa respuesta, solo se podría contestar con la palabra “realismo”. Los pasos que se dan, el comportamiento de los agentes y la familia, e incluso el perfil de los secuestradores y la forma en que gestionan sus recursos, hacen que todo parezca tan real que te metes de lleno en la historia y quieres llegar al final junto a Sancho y su equipo. Este precisamente es otro de los factores del “género Gellida”.
Por otro lado, otro de los recursos que te hace estar atento, a parte del secuestro, es el hilo conductor paralelo que introduce el escritor sobre una organización secreta que claramente será el enfoque del resto de los libros. Esas pinceladas que conectan a determinados personajes, pero a su vez te separan de la historia principal, consiguen que te enganches aún más y te de mucha pena no tener el siguiente volumen entre manos. De hecho, se te cuenta lo mínimo e imprescindible para que pienses que no puede acabar el libro sin que te contesten a las miles de preguntas que te han surgido.
También me gustaría hacer una breve referencia a un personaje muy especial. A parte de Ramiro Sancho, sus tormentos internos y su pasado que le perseguirá para siempre, me ha llamado mucho la atención Ólafur Olafsson, ex-comisario de la policía de la Brigada de Homicidios de Reikjavik, un personaje que grita tener su propio protagonismo en la siguiente historia y creo que es un total acierto. Sus complicado pasado que le lleva a la bebida y su inmersión actual en la investigación sobre la Congregación de los Hombres Puros que le mostrará un par de rayos de luz para seguir subsistiendo, me parecen muy acertadas. La superación en base de un objetivo que te hace olvidar todo lo malo que te ha pasado o te puede llegar a pasar… A más de uno nos habrá pasado, eso seguro, aunque en este caso Olafsson se juega su vida y de todos los que lo rodean..
En definitiva, César Pérez Gellida sabe cómo entretener, fascinar y enganchar. Habiendo leído “Sarna con gusto”, ya no tengo ninguna excusa para no empezar “Cuchillo de palo”, uno se siente simplemente “desarmado e indefenso” …