Empecé a leer este libro por casualidad, no conocía a la autora pero la sinopsis me pareció evocadora, de una historia bonita y quizás un libro ameno y no me equivocaba.
En esta novela conoceremos a varios personajes, todos con un grado de importancia similar ya que sin la existencia de unos no tendría sentido la de los otros. Me explico, Sara es la cartera de Porvenir, un pueblecito pequeño y tranquilo en el que vive con sus hijos desde que nació, pero un correo de sus superiores hace que tiemble su estilo de vida. Las cartas ya no llegan a Porvenir y no es necesario que la oficina de correos siga abierta por lo que será trasladada a la capital. Ante esto, su vecina Rosa decide “tomar cartas en el asunto” e intentar que Sara no tenga que irse del pueblo.
La única manera que se le ocurre es escribiendo una carta, pidiendo a su destinatario que mantenga la cadena y se la envíe a otra persona del pueblo para así formar una cadena de palabras y demostrar que se sigue necesitando una oficina de correos en el pueblo.
A través de estas cartas vamos conociendo a varias de las personas del pueblo, y nos da la oportunidad de ver retazos de sus vidas cotidianas, como piensan, cuáles son sus deseos y sus frustraciones. También nos da la oportunidad de ser parte de una gran historia, ver si cada destinatario sigue con la cadena o no, qué escribe y a quién. Nos adentramos en historias presentes pero también pasadas porque los habitantes de Porvenir saben que es mucho más fácil ser sincero y desvelar sentimientos ante un total desconocido que ante un vecino de toda la vida.
Sencillez, amabilidad, tranquilidad y amor es lo que nos trasmite esta bonita novela de Ángeles Doñate, porque la verdadera felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, algo que olvidamos demasiado a menudo, y esta novela nos lo recuerda. Capítulos cortos y muy fáciles de leer que te van sumergiendo poco a poco en la paz y armonía de Porvenir, pero que también te emociona y hace que caiga alguna lagrimilla.