No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas de Laura Norton

24091663-256-k960158Reseña por Esther Rincón

A cada persona le llama la atención una novela por diferentes motivos, en mi caso los títulos y las portadas sin haber leído la sinopsis previamente. Está en concreto tiene un título que te hace sonreír porque todos hemos culpado al karma por alguna tontería que nada tiene que ver con él y sí mucho con nosotros mismos; y esa fue la razón por la que decidí empezarlo.

La protagonista de esta historia se llama Sara, después de licenciarse en química decide dar un giro a su vida y se convierte en plumista, la profesión a la que siempre ha querido dedicarse desde que iba al instituto. Aún no ha cumplido 30 años, tiene un novio encantador y una tienda propia, ¿qué le hace protagonista de un libro? Por ejemplo su hermana pequeña, una belleza que ha conseguido todos sus sueños sin apenas luchar por ellos, su padre que después de años casado decide irse a vivir con su hija mayor trastocando la vida de Sara, su novio que de la noche a la mañana decide irse a vivir a París un año y medio, un amor de la infancia que aparece en el peor momento y de la peor forma… Todos estos personajes giran alrededor de nuestra protagonista haciendo de su vida aparentemente sosa una novela divertida y muy original.

En las librerías, esta historia se puede encontrar con el cartel de «novela más divertida del año», naturalmente esta frase aparece en 20 títulos más y sin duda no todos son los más divertidos del año pero este libro de Laura Norton sí se merece mirarlo dos veces y empezar a leerlo. Es una novela fresca como hacía años que no veía y sobre todo da un respiro a lectores cansados de novelas que aparecen como copias de otras que ya han tenido éxito. Muy bien escrito, con un estilo fluido y dinámico, no busca la broma fácil sino que se dedica a contar una historia, sin pretensiones ni adornos.

Destacaría dos cosas fundamentalmente, la capacidad que tiene la historia de mantener al lector enganchado y con ganas de empezar un nuevo capítulo y la aparente normalidad de los personajes y de las situaciones ya que a primera vista parecen cotidianas aunque no lo sean. El mérito que tiene la autora es conseguir que te sientas identificado con la protagonista porque todos hemos tenido épocas en las que crees que nada puede ir peor y sin embargo, te das cuenta de que sí.

Quizás me recuerda a una combinación del famoso «Diario de Bridget Jones» y de «Los ojos amarillos de los cocodrilos» de Katherine Pancol, por su estilo diferente, cotidiano pero imprevisible.

Sin duda, recomendaría el libro porque consigue que el lector se sumerja en la historia y por un tiempo se olvide de sus problemas reales para pasar a los de Sara (mucho más divertidos). Cuando acabas por un lado, la sensación final es de pena por no saber qué más les pasa a todos los personajes y por otro lado, de optimismo porque te ves capaz de todo, especialmente de no culpar al karma de lo que te pasa por gilipollas.

Aquí podéis leer nuestra reseña sobre la segunda novela de Laura Norton «Gente que viene y ¡bah!». Pincha aquí.


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