«La víspera de casi todo» de Víctor del Árbol (Premio Nadal 2016)

La vispera de casi todo - Victor del Arbol PortadaEl año comenzó con una de las citas más importantes de la literatura en castellano, el premio Nadal, que se celebró el pasado 5 de enero. En su 72ª edición, el ganador fue Víctor del Árbol y la obra seleccionada, entre 341 manuscritos presentados, “La víspera de casi todo”.

Ya sabemos todos los detalles de la novela que se publicará el próximo 9 de febrero, tendrá 416 páginas y un precio de 20,50 euros.

A continuación os dejamos en exclusiva las primeras páginas, la sinopsis y todos lo que se conoce de una magnífica historia sobre el pasado que siempre vuelve y unos personajes que luchan por volver a empezar y seguir siempre adelante.

Germinal Ibarra es un policía desencantado al que persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace tres años que decidió arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La Coruña, donde pidió el traslado después de que la resolución del sonado caso del asesinato de la pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca quiso ni sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el hospital con contusiones que muestran una gran violencia.

Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.

El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.

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Victor del Arbol FotoHablando del escritor, Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) fue mosso d’esquadra desde 1992 hasta 2012, cursó estudios de Historia en la Universitat de Barcelona y colaboró como locutor en Catalunya Sense Barreres (Radio Estel, Once). Es autor de las novelas “El peso de los muertos” (Editorial Castalia, Premio Tios de Novela 2006), “El abismo de los sueños” (inédita, finalista del XIII Premio Fernando Lara 2008) y “La tristeza del samurái” (Editorial Alrevés, Prix du Polar Européen 2012). Sus últimas obras son “Respirar por la herida” y “Un millón de gotas”.


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3 comentarios en “«La víspera de casi todo» de Víctor del Árbol (Premio Nadal 2016)

  1. He leído La víspera de casi todo hasta la página 130 o 140 y ahí la he dejado. Esta tarde he ido a la librería donde la compré y la he cambiado por otra novela. Antes de nada, quiero decir que soy amante del género negro, aunque también leo novela de autor y de otros géneros, como el histórico, la ciencia ficción y el drama social.
    La historia tiene un principio muy bueno. No voy a hablar de lo que pasa en esas primeras páginas para no fastidiarle a nadie la lectura, solo diré que cuenta algo que sucedió en el pasado y que queda cerrado, es decir, ese no es el conflicto. A partir de ahí, nos encontramos con una serie de personajes de los que el autor nos va relatando su vida, saltando de uno a otro. Siempre que leo una novela en la que se cuenta con más o menos detalle la vida de tantos personajes, desde su niñez o juventud, no puedo evitar preguntarme si todos esos datos son necesarios para la trama y subtramas de la novela(en la mayoría de los casos es información irrelevante, lo que se suele denominar “paja” para rellenar páginas y páginas y más páginas). Mientras avanzaba en la lectura, me preguntaba, ¿dónde está el conflicto? Lo que no puede ser es que llegues casi a la mitad del libro y no haya conflicto por ninguna parte, solo unos personajes que interactúan entre sí y de los que se cuenta su vida, pero poco más. Bueno sí, hay algo que puede intrigar un poquito, pero muy poquito, al lector, y es qué le ha sucedido a Eva Mahler para ser ingresada en el hospital.
    Por otro lado está la prosa de Victor del Árbol, que no me convence del todo. No quiero decir con esto que sea un mal escritor, ni muchísimo menos (para gustos los colores). Su prosa me parece en algunos momentos correcta, en otros, pretenciosa, desafortunada y cursi. Hay párrafos, como este, que me sacaron los colores por su ingenuidad.
    “Cuando el chico le pregunta por el grifo tatuado: Era el vestigio de un pasado que era cicuta, la consecuencia de una noche de orgía y drogas que terminó en un garaje. Recordaba a aquellos vikingos de cabeza rapada y quincalla en todo el cuerpo, incluso en sus pollas, de tatuajes de fingidos… esos fieros guerreros que se adueñaron de su voluntad medio ausente y la usaron porque era lo que necesitaba de ellos. La pistola de agujas punzantes, el piercing en el ombligo, y aquel parche en la chaqueta tejana colgada en el respaldo de la silla de uno de los que se la estaba follando. Un grifo. Sentía sus jadeos alcohólicos. Se turnaban para tomarla…
    Se ha dicho también que esta novela es psicológica. Hasta lo que he leído, casi la mitad, me parece la novela menos psicológica a la que he hincado el diente en estos últimos años. No he sentido la más mínima empatía por ninguno de los personajes. Pongo un ejemplo, de los muchos que podría citar, donde apreciamos esto: Daniel, uno de los personajes de la novela, es un chico muy joven, virgen, tímido, introvertido, que ha sufrido muchísimo y está traumatizado debido a un fatal y trágico accidente que ha cambiado su vida por completo (ya no digo más para no caer en el spoiler). Este chico, como he dicho, no ha tenido aún ninguna experiencia sexual. Juzguen ustedes este párrafo:
    “Durante unos segundos, Paola le retuvo la mano. A continuación, muy despacio, la guio hacia el muslo, todavía salpicado con el agua del mar. Lo hizo, primero, con la lúgubre impresión de que aquella escena resultaba patética; luego, con un perverso interés cuando los dedos (repite la palabra dedos tres veces en cuatro líneas) de Daniel se detuvieron en el muro de las bragas (suena fatal eso del muro de las bragas); y, por último, con incredulidad cuando esos dedos sortearon el obstáculo y entraron en ella.
    No era posible que aquellos dedos la conocieran tan exactamente. Era como si hubieran dibujado muchas veces el mapa por el que ahora se deslizaban y supieran cómo interpretar esa música secreta” (¿de qué música habla? La metáfora del mapa, vale, ¿pero la música?).
    ¿Cómo un chico tímido, virgen e inexperto tiene esa habilidad para tomar la iniciativa y volver loca, con tal destreza, a una mujer madura y experimentada que ha pasado por muchas noches de “orgías y drogas”, como dice Víctor del Árbol varias veces en la novela. Y esto es psicología de personajes…
    Analizo otro párrafo de la novela (el texto entre paréntesis son opiniones mías)
    “No pensó ni un momento en suicidarse; no de un modo tajante y definitivo, al menos. Permitió que su mundo fuera cada vez más elemental (según la RAE, elemental significa evidente, fundamental o primordial, obvio, de fácil comprensión… Un adjetivo usado con muy poco acierto. No es el único, la novela está plagada de ellos), hasta convertirse en un territorio poblado de seres nocturnos, descarnados (descarnado: Dicho de una EXPRESION o de un ASUNTO: Crudo o desagradable, expuesto sin paliativos… Otro adjetivo mal empleado). y sin rostro (todos tenemos un rostro, ¿no? De una u otra naturaleza… Yo no conozco a alguien que no tenga rostro) —cada vez peores— que tomaban de ella lo que deseaban sin pedirlo. Se sumergió en un territorio de seres primitivos que carecían del tapiz de refinamiento de sus trajes, sus coches y sus casas (Tapiz: Paño grande, tejido con lana o seda, y algunas veces con oro y plata, en el que se copian cuadros y sirve de paramento… Habría quedado la frase mucho mejor suprimiendo tapiz: que carecían del refinamiento de sus trajes…) , de vicios que la empujaban cada noche a una muerte diferente y a un despertar que era una muerte aún peor. Un submundo gelatinoso (gelatinoso: Abundante en gelatina o que tiene consistencia de la gelatina… Otro adjetivo usado con poca fortuna. Podría haber empleado oscuro, morboso, inmoral, ¿pero gelatinoso? A mi alguien me dice: mi mundo es gelatinoso, y no sé a qué se refiere) de drogas, orgías (este hombre está obsesionado con las drogas y las orgías, las menciona a cada momento), escándalos y miedo oculto, de confusiones relativas entre la realidad y la ficción ofrecidas por las pastillas de ácido que se deshacían bajo la lengua. En ese infierno, se rendía el homenaje destructor que, a su parecer, merecía entregándose con lealtad al ser despreciable que creía ser (pero este hombre por qué escribe así, por qué es tan enrevesado. En los talleres de escritura creativa te dicen que cuidado con rizar el rizo, que la mejor forma de decir el sol entraba por la ventana es el sol entraba por la ventana. Cuidado con querer decir las cosas de manera muy original porque la puedes cagar, no todo el mundo tiene el talento de Onetti, Saramago, Roberto Bolaño, Cortázar, Pablo Gutiérrez… Escribir empleando una prosa poética y que quede bien es muy difícil, hay que ser muy buen escritor) Ya no podía volver sobre sus pasos en ese viaje alucinógeno de color plata (ya estamos con los colores, este hombre le tiene que poner color a todo, bueno pensemos que lo de color plata es por el papel de albal y la droga, por pensar algo) donde cada escalafón era más bajo, más cochambroso…

    Ya para terminar, solo decir que le daría una puntuación de 5 sobre 10.

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