Drama familiar, misterio y crímenes sin resolver son los ingredientes de la nueva novela de Higgins Clark. Ésta se centra en la familia Connelly, dueños de una antigua fábrica que una noche se incendia y se descubre que ha sido provocado, a esto se le suma que la hija del dueño y un antiguo empleado resentido con la empresa, se encontraban allí cuando ocurrió pero uno muere y la otra acaba en coma.
¿Qué ha ocurrido y que hacían allí? Y cuando se descubre entre los restos de la fábrica quemada un cuerpo enterrado se complica aún más la historia.
Será el propio lector el que poco a poco según vaya descubriendo información intente resolver estas preguntas. Como es habitual en la autora, hay personajes que aparecen y se enredan en la vida de los protagonistas confundiendo al lector hasta prácticamente el final del libro.
Lo mejor es que la reina de la intriga y el suspende nunca defrauda. Una historia sencilla que se complica por falta de respuestas y te obliga a seguir leyendo para descubrirlas. Los personajes están perfilados a la perfección a pesar de la brevedad de descripciones. La trama muy bien hilada con un ritmo constante durante toda la narración. Una de las características de las novelas de Higgins Clark es que la intriga va aumentando conforme avanzamos en la lectura sin necesidad de adornos o de incluir pasajes que a veces no son necesarios y distraen de la historia principal.
A pesar de que todas sus novelas siguen la misma línea, y sus historias no son complejas, todas ellas han sido «best seller» por la capacidad de mantener enganchado al lector hasta la última página.
Recomendable para los amantes de la novela de suspense y para todo aquel que busque un libro entretenido.
